Avances y retrocesos en los derechos de las niñas y las mujeres
En pleno siglo XXI, todavía se producen acciones legislativas que evidencian tanto avances como retrocesos en los derechos de las mujeres y las niñas. Un ejemplo positivo es el caso de Colombia, que este noviembre ha aprobado la prohibición del matrimonio infantil con el proyecto de ley «Son niñas, no esposas». Esta decisión llega tarde, teniendo en cuenta que Colombia ocupaba posiciones alarmantes en uniones forzadas antes de los 18 años, especialmente en comunidades indígenas. Esta medida marca un avance necesario para proteger la infancia y garantizar derechos básicos. Sin embargo, no todo son buenas noticias. En Irán, este mismo año, se ha reducido la edad de consentimiento de las niñas a 9 años para poder casarse, lo que representa un retroceso alarmante en los derechos humanos y perpetúa sistemas patriarcales opresivos. Esta medida no solo vulnera la infancia, sino que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de millones de niñas, constituyendo una forma de violencia estructural.
La violencia contra las mujeres: un problema estructural y global
Estas situaciones, en diferentes puntos del globo, evidencian que, a pesar de los avances, es necesario seguir luchando para evitar que estos retrocesos se repliquen y comprometan los esfuerzos por eliminar la violencia de género en todas sus formas. Y es que son la punta del iceberg de un problema estructural. La violencia hacia las mujeres no es un fenómeno aislado ni localizado: es un problema universal, arraigado en normas patriarcales que se resisten a cambiar. Desde el matrimonio infantil hasta las agresiones sexuales, pasando por la violencia económica o simbólica, el control emocional, la discriminación laboral y la invisibilización en espacios de poder, el machismo se manifiesta en diferentes formas y contextos, pero siempre con un objetivo común: limitar la libertad y el poder de las mujeres.
Cada 25 de noviembre, en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se reafirma y reivindica la necesidad de luchar contra esta lacra. Este día es una llamada a la acción, pero la reflexión y el trabajo para lograr una sociedad libre de violencia y transformar las estructuras que la perpetúan continúa durante todo el año.
Prevención y protección: claves para erradicar la violencia machista
La prevención es una de las claves principales. Como sociedad, tenemos el poder de empezar desde las escuelas, educando en igualdad, respeto y relaciones sanas. La sensibilización sobre las formas más sutiles de violencia y la formación de profesionales para detectarlas a tiempo son pasos indispensables. Con estas herramientas, se puede evitar que las violencias se arraiguen y perpetúen. Además, la protección de las víctimas debe ser prioritaria. En España, servicios como el teléfono 016, que atiende de manera confidencial y gratuita, las casas de acogida y los programas de asistencia integral son pilares fundamentales. Garantizar su financiación y accesibilidad es esencial para ofrecer seguridad a todas las mujeres que lo necesiten.
Cada acción cuenta. Construir una sociedad libre de violencia requiere la implicación de todos y todas, desde las instituciones hasta cada ciudadano y ciudadana. El 25N nos recuerda que solo con compromiso y responsabilidad colectiva podremos avanzar hacia un futuro donde ninguna mujer tenga que vivir con miedo.