Hoy 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, una práctica que vulnera los derechos humanos de millones de niñas y mujeres en el mundo.
Esta práctica representa una forma extrema de violencia de género, que además pose en riesgo la salud física, mental y social de las mujeres que a lo largo del mundo la sufren: se practica en varias regiones, principalmente en África, Oriente Medio y algunas zonas de Asia, así como en comunidades migrantes de Europa y América. De hecho, se estima que más de 230 millones de mujeres y niñas vivas en la actualidad han sufrido mutilación genital femenina, que generalmente se lleva a cabo en la infancia o adolescencia, antes de los 15 años.
La justificación para esta práctica varía según el contexto cultural, pero en todos los casos está vinculada al control de la sexualidad femenina y a la imposición de normas patriarcales que reducen a las mujeres a la condición de objeto. Estamos ante una forma de violencia estructural que perpetúa la desigualdad y la subordinación de las mujeres dentro de sus comunidades, limitando su capacidad para sentir placer y provocando graves consecuencias en su salud y bienestar que son severas y permanentes.
Qué consecuencias tiene la Mutilación genital femenina?
A nivel físico, puede provocar hemorragias, infecciones, dolor crónico, complicaciones en el parto y disfunciones sexuales. A nivel psicológico, genera traumas, ansiedad y depresión, por no hablar de la limitación de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo, afectando su autonomía y derechos reproductivos.
Cómo podemos eliminar esta práctica?
La mutilación genital femenina es un problema complejo que requiere un enfoque integral basado en la educación, la legislación y el trabajo con las comunidades afectadas. Algunas de las estrategias clave para prevenir y eliminar esta práctica son:
- Empoderamiento de las mujeres y las niñas: Fomentar la educación de las niñas y su acceso a oportunidades económicas contribuye a reducir su vulnerabilidad y los permite tomar decisiones informadas sobre su vida y su cuerpo.
- Educación y sensibilización: Informar las comunidades sobre sus efectos perjudiciales y promover el derecho de las mujeres y niñas a vivir libras de violencia. Las campañas de concienciación tienen que incluir tanto a mujeres como hombres, líderes religiosos y tradicionales, puesto que su apoyo es fundamental para cambiar las normas sociales.
- Legislación y aplicación de la ley: Es crucial que los países cuenten con leyes que prohíban esta práctica y sancionen a quienes la realicen. Sin embargo, las leyes por sí solas no son suficientes; es necesario que se implementen con eficacia y se garantice la protección de las víctimas y supervivientes.
- Acceso a servicios de salud y apoyo psicológico: Las mujeres y niñas que han sido víctimas de esta violencia tienen que contar con atención médica especializada y apoyo psicológico para tratar las secuelas físicas y emocionales. También es fundamental brindar asesoramiento a quienes están en riesgo de ser sometidas a esta práctica.
En conclusión…
Erradicar la mutilación genital femenina es una tarea urgente que requiere el compromiso de todos. Es una forma de violencia que no puede justificarse bajo ninguna tradición ni costumbre. En este día, levantamos la voz para decir que ninguna niña ni mujer tendría que sufrir esta violación de sus derechos. Es responsabilidad de toda la sociedad trabajar para garantizar un mundo en el cual todas puedan vivir con dignidad, autonomía y libro de violencia.